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NOTA GENERAL PARA LAS SALSAS PICANTES


Las salsas mexicanas en su enorme mayoría se elaboran a base de chiles, por lo tanto sí no pican deberían perder su “denominación de origen”, pero ojo, sí pican de más pueden arruinar la preparación que pretenden enriquecer. Por ello hay que tomar muy en cuenta algunas consideraciones.
La mayor virtud de los chiles es su sabor, no su picor. Para reducir lo picante sin sacrificar el gusto se deben eliminar las semillas y las venas. Ahora, como no se trata de suprimir la característica sino de regularla, al elaborar salsas se incorporará la mitad de los chiles que sugiera la receta y rectificar; sí se pasó de picor unas pizcas de azúcar moderaran su efecto sin aportar dulzor, y evidentemente de ser necesario se añadirán más chiles. También conviene analizar el tipo de comensales, sí hay niños, ñoños y/o extranjeros contar con una salsa muy picante y otra ligera es una buena opción.